miércoles, 19 de enero de 2011

Cronica sobre la pintura de mi padre, Gregorio Arbeloa.

¿Porque deviniésemos admirar una obra de Gregorio Arbeloa?

Me atrevería a decir que dicha obra es capaz de adsorbernos, de trasladarnos directamente tras su contemplación al mundo de las ideas, un mundo divino e imposible de representar, pero si plasmar, difícil de explicar, pero si comprender, ese mundo al que los genios aspiran llegar y el espectador acceder.
El atrevimiento, debe ser una virtud a la hora de asomarnos a una obra de Gregorio Arbeloa, esta nos atrapa en cuerpo y alma, fuera de toda medida de tiempo y espacio, podremos evadirnos a un lugar donde no existe pasado ni presente, tampoco futuro, sencillamente se nos abre una puerta al mundo de la imaginacion, de la verdad, donde la voluntad se presenta en esencia, como Arthur Sopenhauer diría, cara a cara, frente a frente.
Esta reflexion no es mas que una interpretación personal del porque, la obra de Gregorio Arbeloa debiese ser admirada y contemplada, tras el entendimiento de lo anteriormente comentado, se puede resumir que no solo es una expresión romántica, paisajística e impresionista, de una exquisita terminacion o desenlace, si no que la esencia divina existe en su pintura, ya sean óleos u acuarelas.
Solo un artista, como en este caso ocurre con Gregorio Arbeloa, puede imprimir a sus obras la fuerza necesaria para conseguir fusionar la técnica, con la idea, o divinidad, mostrando en cada una de sus pinceladas lo fantástico y real de su pintura.
La luminosidad de sus obras atrapa nuestra retina como si de un agujero negro se tratara, trasladandonos a un mundo no conocido, pero y del que tanto se habla, y tan poco conoce, hablamos del verdadero mundo del arte.

Xabier Arbeloa, Diplomado en filosofía y arte por la universidad Juarez del estado de Durango, México.

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