miércoles, 19 de enero de 2011

A mi hija Luna.

El resvalar de una lagrima en mi rostro, se desliza hasta la oscura inmensidad de mi alma.
Brotando en ella, los recuerdos.
Muertos, pero vivos, inertes y a la vez infinitos.
Preso de ellos, y avocado al maldito destino de tu infinita ausencia.
En un circulo sin fin de recuerdos, veo el resvalar de una lagrima en tu rostro.
Deslizandose hasta la oscura inmensidad de tu alma.
Brotando en ella, los recuerdos.
Muertos pero vivos, inertes y a la vez infinitos.
Presa de ellos, y avocada al maldito destino de mi infinita ausencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario